sábado, 7 de noviembre de 2009

!Qué bien dibujo!

¿Miedo a dibujar?- Seguramente a las risas del resultado final.

Saltaba en la silla al ver a Pilar Pérez cruzar el umbral de la puerta. Era mi primer día en clase de Educación Artística y no esperaba encontrármela allí. En mi mente sólo resonaba la idea de que fuera nuestra profesora también este año.

Mi historia con ella, comenzó el año pasado. Realmente, llegué a agobiarme pues no entendía el enfoque que quería darle a la asignatura, de hecho llegué a mostrar mi disconformidad en una de las clases por no entender nada de lo que en ellas sucedía.

No obstante, me equivoqué. Hoy día mi valoración es más que positiva, y me doy cuenta que poco a poco se hizo un hueco entre nosotros y lo que al principio parecían locuras de alguien salido por lo menos de los mundos de yupi, tenía sentido, y era el descubrirnos como artistas a nosotros mismos, buscando en nuestro interior y sobre todo tomando conciencia de que las barreras están en nuestra cabeza, a fin de cuentas nada es tan imposible como a veces queremos hacerlo.

Todo tiene un porqué, simplemente hay que dejarse llevar, y confiar. Ahora desde la barrera veo la cara de mis compañeros, y están del mismo modo que estaba yo el año pasado. Pero se darán cuenta al igual que yo que su…característica imagen y su especial forma de orientar la educación van más allá de las excentricidades de un artista. Caerán rendidos a la dinámica de clase que se seguirá, yo por lo menos, pienso disfrutar desde el principio.

Se confirmó, junto con Amador, Pilar sería nuestra profesora, y para este año…..la creación de un blog, cogida de la mano del miedo de no saber ni por dónde empezar a gestionarlo. Era una locura, pero lo haríamos todos juntos y en realidad eso era lo que importaba, pues según manifestó la propia profesora, ella también andaba trasteando en la red para la gestión y construcción de un blog. Ya teníamos uno del año pasado, pero siempre hay que tener presente que nada es suficiente y hay que mejorarlo.

En el primer día, gracias a Dios, tuvimos nuestra primera actividad. Tomamos papel y lápiz y a cargo de sus señas realizamos 3 bocetos de nuestros rostros.

El primero de ellos, debería ser el más sencillo, se trataba de dibujar nuestro rosto en un trozo de papel. Comentarios tipo yo no sé dibujar, no tengo ni idea y sobre todo la gran pregunta ¿qué me estás contando? Decoraban el ambiente entre murmullos ante el sentido ilógico que de repente tuviéramos que hacer eso.

El segundo, se complicó, al menos en cuanto a tarea porque el resultado….casi casi fue el mismo. Tuvimos que hacer lo mismo, simplemente utilizando la mano contraria a la que usáramos para escribir. En mi caso la izquierda.

Y por último y no por ello menos difícil, que doy fe, lo fue, realizamos un dibujo de nuestro rostro en este caso con los ojos cerrados.

Si he de ser sincera, me gusto experimentar un proceso de sentimientos tan variables. En un primer momento sentí vergüenza, que nadie viera mi dibujo, pues era digno de aquellos que tienen 4 años pero no 23…posteriormente y comparando resultados pensé…dentro de lo malo el primer boceto no esta tan mal y comencé a cambiar de idea y a dotar de sentido la actividad cuando vi los tres dibujos que yo misma había creado, y que comparto con vosotros a continuación.

Supongo que denoté entonces que si no se dibujar, es porque no he ejercitado mis manos, no he usado suficiente el lápiz y sobre todo no he confiado en que mi resultado fuera tan bueno o tan digno como tantos otros.

Y eso me llevo a cuestionarme lo siguiente. Nosotros como adultos ante una tarea, que tan simple parece a primera vista, como esta de repente nos encontramos solos, ante nuestros propios miedos de hacerlo mal, o de obtener resultados negativos.

Nosotros los adultos hacemos todo lo posible por eludir hacer algo que pueda hacernos pasar por un momento en el que no estemos a gusto, de repente nos sentimos cohibidos , ocultamos nuestro trabajo y sobre todo hacemos alusión al de los demás para salvaguardar nuestra “dignidad” porque ¿cómo un adulto va hacer un dibujo de su rostro tan “cutre”? El miedo y la vergüenza se apoderan de nosotros.

Cuestionémonos ahora ¿y un niño? Si a los adultos, y hablo bajo mi propia experiencia con esta actividad, nos pasa esto, como me paso a mí ¿qué pensará un niño? Todos sabemos que en el mundo de esos locos bajitos todo se magnifica, y es entonces cuando me doy cuenta de lo importante que ha sido para mí esta actividad, porque me ha llevado a reflexionar, sin quererlo un dibujo me ha llevado a cuestionarme cosas que no habían caído en el saco de mis curiosidades. Y una de ellas, es que haré yo para que los que sean mis peques en clase sean adultos que no tengan miedo a expresarse.

He llegado a la conclusión de que es necesario individualizar, recompensar y tratar a todos por igual, no hay trabajo mal hecho, simplemente resultados diferentes. Si no hacemos uso del poder que tenemos para engrandecer a los más pequeños, terminaran siendo adultos aplastados por el peso del qué dirán, como es mi caso. Y no lo considero algo negativo en absoluto ser uno de esos adultos, porque ahora sé que debo enfocar determinadas tareas de esa manera, el miedo es nuestro peor enemigo, pero la desconfianza nos destruye a nosotros mismos. Así que ¿sabéis que? Frases como no se dibujar, no se pintar, no sé hacer esto, o…me da vergüenza hacerlo son pensamientos que voy a intentar eludir, a partir de ahora pensaré en que los resultados no son mejores o peores, simplemente diferentes.

Realmente, me gustaría llegar a ser una de esas maestras que te hacen consciente de tus dificultades y flaquezas, pero una de esas maestras que te hacen creer en ti y que te hacen sentir que lo diferente no es malo, te hace especial, y ser especial sólo supone el primer paso para encontrarse a uno mismo. Qué decir… que para mí esta actividad ha sido genial. Sólo quiero que llegue la siguiente.

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