lunes, 18 de enero de 2010

Todos disfrazados

Había llegado el gran día. La pregunta que más escuche en el transcurso de las dos horas antes de llegar a clase de plástica fue ¿No te disfrazas?¿Qué te ha tocado? Y a toda la gente le contestaba lo mismo….hacía un pequeño e intrigante signo de silencio y les decía:- tiempo al tiempo ya lo sabréis.

Antes de que empezara la clase, los servicios estaban llenos de gente, todos preparándose para….vete tú a saber que tocaría. Yo seguí en mis treces de no dar ninguna pista, sé que no suena creíble pero no había elaborado del todo mi discurso.

Suele pasarme que cuando tengo que dirigirme a un gran grupo si preparo demasiado mi discurso termino por bloquearme, me atasco y no salgo adelante. Así que use mi truco de siempre, deje la mente en blanco y no pensé más en lo que quería decir.

La clase comenzó y poco a poco fueron saliendo mis compañeros. Sus indumentarias reflejaban en muchas ocasiones el papel que les había tocado, recogían los estereotipos a la perfección en algunos casos exagerados, pero todos muy muy trabajados.

Inclusive quién no tubo papel, ideó un disfraz por su cuenta que también capto la atención de los asistentes. Salió Ele y la próxima era yo. Sentí como las manos comenzaban a sudarme, sentía el peso en los hombros y de repente la lengua se me secaba. Nada fuera de lo normal siempre me pasa. El momento de Ele se me hizo eterno.

Era mi turno, me levante de la silla y me dirigí al estrado donde me esperaban dos compañeros para presentarme. Me limité a decirle a Marta que a mí me había tocado ir de cita. Era mi turno de palabra, mire a mis compañeros, los cuales como siempre estaban en silencio cada vez que yo tenía que comentar algo en clase, sentí el apoyo en sus miradas y me decidí hablar….

La ovación fue algo más que vítores y aplausos, había conseguido llegar a ellos, y en mi gente encontré la sonrisa de reconocimiento que esperaba. Sé que soy demasiado emocional, y valoro muchísimo a todas las personas que me rodean, pero cada uno de ellos reconoció esa parte de mi discurso que iba dedicado a cada uno de los presentes.

Tras los aplausos, esperaba algún comentario, mis dotes lingüísticas nuevamente me encaminaban a la política. Realmente, no es mi sitio, mi sitio es estar en el aula, haciéndoles creer a mis muchachos que la profesión de maestro es una opción en si futuro. Yo no sería nada sin la enseñanza.

Este año tengo la suerte de ser Delegada de mi clase, me siento orgullosa de representarlos, y creo que dije las palabras exactas para convencerles. Muchos de ellos me felicitaron cuando acabo la clase, otros con sus sonrisas me lo demostraron. Para mí el mejor punto y final de todos.

A todos vosotros chicos, Gracias por este cuatrimestre dónde me habéis brindado el vuestro apoyo, vuestra confianza y en muchos casos la amistad. Dentro de nada empezamos los exámenes aprovecho la ocasión para reiteraros que todo saldrá bien, que todo el esfuerzo que estamos haciendo será recompensado y por supuesto que haré todo lo que pueda para dejar el listón bien alto.

De la actividad puedo decir que me encanto la forma en que dimos punto y final a la asignatura. Que ha sido para mí muy intensa, y he tenido que trabajar muchísimo y he tenido momentos de debilidad y flaqueza, pero he cumplido con mis objetivos, conseguir seguir creciendo académica y humanamente. Tal y como esperaba, Pilar, nada más verte.

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